Carta sobre la tolerancia
John Locke, fue un
pensador inglés conocido como
representante del empirismo filosófico, entre sus obras más destacadas se
encuentra su Carta sobre la Tolerancia, en donde defendía la separación de la
iglesia y el Estado.
“nada tiene que decir en lo que respecta al
bien de las almas de los hombres o sus preocupaciones referentes a la otra
vida. Ha sido nombrado sólo para que procure una vida pacífica y cómoda a las
personas en sociedad.”
En
esta obra Locke,
desarrolla el concepto de la libertad individual y critica la intolerancia, las
cuales son bases sobre las que se
asienta el gobierno civil
En los textos hace continuas alusiones
sobra la voluntad de Dios, lo cual hace que este texto no sea considerado
completamente vigente:
“Si
Dios (y éste es el punto en cuestión) quiere que los seres humanos sean
llevados al cielo a la fuerza, no tiene que ser por la violencia externa
ejercida por el magistrado sobre los cuerpos de los hombres, sino por la
presión interior ejercida por su Espíritu en sus almas, las cuales no pueden
ser forjadas por ninguna presión humana. El camino a la salvación no es el
resultado de una fuerza exterior, sino una voluntaria y secreta elección del
alma.”
Aunque defiende que la Iglesia no debe
interferir en el Estado, todo el texto político se sienta en base a ideales
religiosos.
Y aunque en el texto critica la intolerancia,
Locke critica a los no creyentes :
“no
deben ser tolerados de ninguna forma quienes niegan la existencia de Dios. Las
promesas, convenios y juramentos, que son los lazos de la sociedad humana, no
pueden tener poder sobre un ateo. Pues eliminar a Dios, aunque sólo sea en el
pensamiento, lo disuelve todo. Además, aquellos que por su ateísmo socavan y
destruyen toda religión no pueden pretender que la religión les conceda
privilegio de tolerancia.”
Esto
contradice toda su filosofía, de no juzgar a las personas a pesar de sus
ideales religiosos. Aún y con todas las
irregularidades es un una obra de gran valor ya que sienta la bases de lo que
es hoy, un Estado laico.
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